LAMENTO DE CESAR ANTONIO
Todos los días la agenda dispuesta,
Siempre rodeado de vasallos, sirvientes
Y presuntos asesinos.
Tener que atender a gorrones y busconas
Disfrazados de personas dignas y honorables.
Sin un minuto que perder, sin poder estar a solas
Ni para las necesidades más privadas.
Haciendo creer que puedo ser un perfecto soberano
Cuando a quien más amo es a un primo
Y a quien más deseo es a una plebeya.
Educado para parecer altivo y distante
Cuando en verdad quiero ser como
Un hijo de cualquier vecino.
Entonces, ¿acaso no es una desgracia
nacer con sangre azul?
HOY POR HOY
Tarde me levanté y por el camino
Me sorprendió la noche de Roma.
Cicerón.
Aún en Roma no hay televisión, radio ni periódicos
-ya vendrán tiempos aciagos cuando existan-
Pero ahora lo que corre por las calles,
Más abundantes que las aguas albañales de las cloacas,
Son el bulo y las difamaciones.
Echa a rodar una calumnia y verás.
Ay de ti si Catulo te dedica un epigrama.
Ni el más célebre de los oradores
Enmendará tu honor.
Igual de temible, pero sin versos,
Es la lengua de los hermanos Clodio y Clodia Pulcher.
En toda esta ciudad no hay quien los desafíe.
De seguir así –ya se verá-
Terminarán profanando hasta la sagrada fiesta de la Bona Dea.
Resignación: esto es Roma hoy por hoy.
Y como bien repite la plebe:
Con estos bueyes hay que arar.
CENIZAS
Busco en otros el aroma de tu cuerpo a través de la noche aterida.
EXILIO
Sin patria, sin amor, sin dinero,
¿Cómo no voy, igual que mi amigo
Alceo de Mitelene, a embriagarme con vino
Y disfrutar de todo lo que la vida puede ofrecerme?
Que nadie sienta lástima al verme pasar.
Sepan que prefiero mil veces el exilio
A todas las prebendas posibles
En aquella maldita y por suerte
Lejana isla en que nací.
RAZONES DE TEGNIS DE MEGARA
Como epidemia imparable se extiende
La infamia, la corrupción, la perfidia y la calumnia
Que ningún Asclepio ni Hipócrates curan.
Entonces, si tanta es la iniquidad de estos tiempos,
Por qué critican que consienta a mi amante Cirno.
Que es un delincuente, estafador y ladrón: ya lo sé.
Además impostor, charlatán, estafador y embustero también.
Por añadidura me roba, miente y extorsiona.
Me engaña con mentiras, embustes, enredos incontables.
Y se quejan de que lo haya hecho inmortal en mis versos
Que dicen no merece. No sé por qué
Si en puestos públicos, que antes ocupaban
Sabios y aristócratas, ahora están porquerizos y cabreros.
Hoy, para ser notable, el servilismo es un requisito.
Parecer virtuoso y honrado es ahora más que debilidad abominable condición.
El latrocinio es preferible a la honra.
Ya nadie sabe los que es gratitud o lealtad
Y en su lugar se levanta como un templo la usura.
Asombra ver, en tan breve tiempo,
Cómo han cambiado estas islas.
INSACIABLE SED
Cuán insaciable es tu sed,
Píndaro de Tebas, después de alabar
Y cantar la gloria de los atletas en los juegos olímpicos.
Pero –ya lo sé- más que con agua
Corres a calmar tus labios como me has dicho en lo que más deseas:
El frescor de la adolescencia en los miembros de los muchachos.*
Bebe cuanto puedas –el honor es para tu elegido-
Entre los muslos
Del hijo de Agelisao.*
* Los versos subrayados son de Píndaro de Tebas