Cuerpo divinamente humano
De este modo, y no de otro, nuestro León de la Hoz se ha construido un escenario, su escenario, que ahora brinda, pleno y erotizado, al lector; para que lo disfrute, lo goce, lo sufra,. Le brinda la oportunidad por el lenguaje de escoger cualesquiera de sus estancias que, por cierto, pueden ser varias y variadas a la vez. No importan las sutilezas del pulido léxico que oscila de la exquisitez a lo directo.
En el paraíso de esta colección de poemas está contendio el infierno y al parecer no se trata de pasar allí sólo una temporada, sino de permanecer en ese oscuro irradiante en el sentido de la ceniza quevediana. César López