salvemos el planeta, bebamos coronita

Obra del artista HA Schult que se propone denunciar el daño que produce a las playas el arrojo de desperdicios.

Así ha quedado el hotel-basura del artista alemán HA Schult en la plaza Callo, ya remozada en el mismo centro de Madrid, entre Sol y la Gran Vía. La instalación forma parte del proyecto de la cerveza Coronita por contribuir a la conservación del medio ambiente, específicamente de las playas que se ven amenazadas por el detritus humano que sin compasión arrojan como si el mar fuera el basurero del mundo. Quienes hemos vivido cerca del mar sabemos muy bien lo que sucede y cómo se ve el pobre mar enfermo por la porquería.

La obra no es de las mejores de este artista y ni siquiera podemos decir que vaya a servir para mucho. Nada comparable a los hombres-basura que dieron la vuelta al mundo como si fueran los hombres de hojalata del Mago de Oz. Se trata de una casa de varias habitaciones donde han dormido personas escogidas por Coronita, todo está hecho de residuos rescatados del mar adonde va a parar todo tipo de cosas, desde una cámara fotográfica hasta un caballo de juguete. El aspecto de sus paredes exteriores compuestas por artículos de cualquier género es realmente sorprendente y el interior bastante confortable. Seguramente el mendigo que vive con su perro disfrazado en la esquina de la FNAC, justo en la intersección de Preciados y la misma plaza, habría agradecido que lo dejaran dormir esas noches en que estaría abierto el “hotel” al público.

Coronita se une así a otras grandes empresas que han decidido jugar el juego de salvar el planeta, ya que no es de buen gusto matarlo. Entre razonar si es verdad todo cuanto nos dicen sobre la muerte de la tierra y no tener cara de cómplices es mejor jugar a que somos útiles. De cualquier modo es mejor jugar a salvar que a destruir. Siempre será bueno para las empresas ya que este tipo de performance es una excelente gestión de publicidad encubierta. Las buenas causas también tienen mercado, da igual que sean los nuevos misioneros de las ONGs con el diario del Che en los bolsillos o los ecologistas que andan salvando el planeta. En el mejor de los casos héroes de papelinas y a veces marionetas en un consolidado entramado económico, ideológico y político, cuando no pobres criaturas víctimas de sus propias frustraciones y de la propaganda.

Todo tiene mercado y beneficios que pagan los gobiernos, los individuos benefactores o nosotros con los impuestos. A veces no queda más remedio que jugar ese juego y hay quienes lo saben hacer muy bien. Por lo menos puede que esta puesta en escena sirva para imaginar cómo será el planeta que heredarán nuestros hijos con los despojos de lo que hoy estamos destruyendo material y espiritualmente. Así puede quedar la gran casa de todos con la mierda de hoy porque lo que somos y hacemos hoy es lo que seremos mañana. Esa es la metáfora que propongo leer de la casa-basura de HA Schult. Salvemos el planeta y bebamos Coronita.