después de las elecciones la incertidumbre

En la plaza de Sol, Madrid, la publicidad del sistema tapada por la publicidad de quienes quieren cambiar el sistema. Foto de León de la Hoz.

Como era de esperar perdió el PSOE, aunque de una manera humillante. No ganó el PP, perdió el PSOE como perdió el PP las elecciones mientras Aznar combatía en Irak, no porque el contrario fuera mejor sino por enamorarse de sí mismos. Ha ganado la incertidumbre. Ahora ambos partidos sacan conclusiones de los resultados del domingo y se preparan para lo peor de cara a las elecciones generales. El perdedor porque después de seis años haciendo “política social” el pueblo le ha dado la espalda, cayendo una vez más en el vacío de su retórica; y el segundo porque le será difícil gobernar la actual crisis a nivel social.

Los socialistas han perdido sin que ninguno de los sectores favorecidos por la demagogia del gobierno lograra sacarlos del atolladero en que se metió al inicio de esta legislatura, cuando ciego a la crisis repartía ministerios, dineros y errores. Han tenido dos legislaturas para ayudar a desatascar los problemas fundamentales de estructura y funcionamiento del sistema en España de los cuales se derivan muchos de los males que padecemos. Algunos no son de difícil solución. Pero se dedicaron a repartir limosnas a grupos de influencia y sectores sociales, gastando tiempo y dinero mientras se distraía a la sociedad con leyes y medidas populistas.

Los populares por otro lado no han hecho nada para ganar. El propio líder lo ha dicho cuando habla de su bajo perfil. Si bien son los campeones del populismo, aunque etimológicamente ser popular sea una incorrección. Para ellos habría sido una gran ocasión al dar un ejemplo limpiando sus listas de imputados por la ley, y así construir un discurso ético que tanto necesita la sociedad para restablecer la confianza en la política. Pero ni eso, con ellos la incertidumbre se acrecienta. Ningún partido podrá solucionar los problemas si antes no se toman medidas de restructuración del sistema y los populares tampoco están por la labor.

Los socialistas han perdido y es merecido. Ahora tienen por delante las elecciones generales y un partido debilitado que va perdiendo credibilidad. Una de las cosas que ha hecho grande a los partidos es la inteligencia y el pensamiento, pensemos en los partidos de la transición. Este partido derrotado como el PP ganador no tienen ideas. No hay nada nuevo por lo que uno pueda sentirse seducido. Sus aparatos de inteligencia parecen vacíos o arrastrados por la borrachera de sus líderes que imponen un funcionamiento y objetivos electoralistas promocionando lo que vale para esos fines. El futuro es gris con estos políticos porque las soluciones a esta crisis no son sólo sociales, políticas, económicas y financieras, sino fundamentalmente conceptuales.

La única esperanza es un movimiento renovador que no vea en el poder un fetiche para renovar el espectáculo, sino para sentar las bases de una renovación conceptual del sistema como primer paso para llevarlo a la práctica. Por mi hijo quisiera que naciera de esa ola heterogénea de indignación que se llama 15-M, ahora caótica y que todavía no puede discriminar lo superfluo de lo esencial, lo alcanzable de lo soñado. Así siempre ha sido en el principio.