zona cero de españa

Mendigos de trabajo en la plaza de Sol, en Madrid. Foto de León de la Hoz

Poco a poco la plaza de Sol de Madrid se convierte en la congruencia no sólo de los indignados de todo tipo e intereses, sino también en la de los necesitados. Cada vez son más los que van allí para exponer sus carencias. Saben que en ese lugar nadie se las va a resolver pero sí comprenden que es el único sitio donde encuentran la solidaridad de otros que están demandando una solución global para que su caso pueda solucionarse. Esa es una hermosa razón para que exista este maremágnum social, un verdadero foro de opiniones, quejas y sugerencias que recuerda lo que debió haber sido el ágora. Aquel concepto de vida que cambió desde el modo de hacer política hasta la fisonomía de las ciudades.

Ayer me di de bruces con un señor que reclamaba trabajo para que el gobierno de Madrid le devolviera a su hijo. Había acudido a todos los lugares donde la burocracia dispone la vida de los demás con normas más o menos eficientes o insuficientes que algunas veces responden a otros tiempos: políticos, oficinas de empleo, empresas públicas y privadas y sólo había encontrado de cuando en cuando algún que otro trabajo temporal y degradado a la supervivencia. Este señor no estaba drogado ni borracho, y no sé cómo. Me pregunto cuántos casos similares no habrá que no merezca la sociedad una solución integral. Creo que no puede mayor dolor moral, emocional y hasta físico que perder a un hijo por no tener un empleo que permita su manutención. No pedía dinero, pedía trabajo para poder vivir con su hijo pequeño.

Poco a poco la plaza de Sol en Madrid se transforma en la zona cero del país, donde además de poderse medir las distancias entre la capital y el resto del país, se miden las discordancias, las necesidades y también, porqué no, las distancias sociales, económicas y políticas entre unos ciudadanos y otros.

Si alguien puede ayudar a este señor, por favor, véalo en Sol o escríbame al correo de contacto.