un verano en el infierno

Agua del infierno, foto de León de la Hoz

El verano es asqueroso en cualquier gran ciudad pobre o rica e incluso puede llegar a ser doloroso. No es elegante, es feo, no es apropiado para beber vino y sólo permite cerveza o agua en su defecto. El único verano soportable es el de Miami, refrigerado y con mar, no importa si dura todo el año como en Cuba. Cuando llega este tiempo que Dante quiso llamar infierno es cuando piensas lo poco que te importan las tesis catastrofistas de los gurús medioambientales sobre el fin del mundo. Al llegar el verano ya el mundo se empieza a terminar y lo que importa es un buen aire acondicionado que acabe con el medio pero no conmigo, dejándome terminar antes un libro. Los abanicos cansan y no me veo con uno. Gracias a Dios vivo y escribo en un lugar donde no sé qué tiempo hace si no leo las noticias y ellas, lamentablemente, me dejan sin resuello. Si abro la puerta de la calle entro en el infierno del verano.

A pesar de que este es el mejor verano de Madrid por mucho tiempo, lo dicen las estadísticas, no deja de ser insoportable porque está siendo el más caliente por otras y muchas razones o sinrazones. Un día sí y otro también la bolsa amenaza con desplomarse y mandar todo a tomar por el saco, las agencias de calificación, cómplices junto a los banqueros, los políticos y los bancos centrales de la crisis que sufrimos, unos más que otros, deciden cual es el siguiente país donde tendrán que soportar el fuego que va subiendo de las calderas que los neoliberales pusieron debajo de nosotros en la época de Reagan y Thatcher. Mientras los políticos se echan fresco, tiran agua al fuego donde no es sin atreverse a meter la mano en las llamas y desmontar de una vez las estructuras que han financiarizado la economía, alejándola de la realidad.

Este verano va a ser de los más calientes en la historia, sobre todo si caen Italia y España, que ya lejos de cualquier duda está siendo salvada aunque no se diga y pasa por el peor momento de su historia democrática. Aún puede ponerse más caliente el verano y el adelanto de las elecciones españolas no es una solución, ni siquiera para el actual partido de Gobierno. Es tan mayúscula la desidia del poder que todavía no se ha oído a ningún candidato a la presidencia hablar de medidas concretas contra la fuente de todos los problemas con los que mal convivimos. Eso sí, compadrean con los indignados. Todos prometen y me pregunto si son ignorantes, falsarios o quieren abusarme y que disfrute. Tal vez no puedan tirar piedras contra el espejo. Sigo esperando que el presidente Obama se decida a dar un puñetazo en la mesa, vire la tortilla de una vez y nos salpique, es difícil dada la convivencia política de ese país en el Congreso, pero es hipotéticamente lo único que podría salvar al mundo de la deriva que llevamos, huyendo del fuego sin querer apagarlo.

Sin embargo la gente sigue en el limbo de las vacaciones, eternas después de que les robotizaran con la zanahoria y el palo. Por suerte para el poder pronto llegará el Papa a dar esperanzas y pedir resignación. También empezará la liga de fútbol. Pan y circo. Menos mal que existe el 15M a pesar de su comportamiento errático en ocasiones. De todas maneras si las cosas siguen este curso se pondrán peor y los ciudadanos saldrán a calentar las calles aún más. No importa que les hubieran cercenado el cerebro porque tendrán que comer y vivir, cada vez y poco a poco con menos, tirando de las marcas blancas y apretándose los machos. Mientras los precios y las políticas de impuestos ahogan a las familias más necesitadas y en paro. Es cierto que hay una legión de funcionarios que sufren menos, pero también están siendo amenazados en la sombra.

De momento están funcionando las políticas de atomización e individualización de la insatisfacción, de estandarización de la clase media en un país que llegó al siglo XXI sin saldar cuentas con el XX en materia cultural y política, e implantación de unos valores basados en el dinero como sinónimo de bienestar y desprestigio de la política. Todo lo que empieza tiene fin y no hay mal que dure cien años. Verdad de Perogrullo. Veremos quién es el bombero que apaga el fuego del verano y si lo apaga con agua del infierno.