Los ciudadanos parecemos un rebaño a la espera de ir a votar el 20 de noviembre, mientras asistimos como estatuas de sal a la oleada de lemas y lugares comunes de los partidos sobre la gestión que han hecho o desean hacer si ganan las elecciones generales. ¿Podemos corregirlos o desmentirlos antes de ir a las urnas? ¿Podemos dejar de ser por un rato simples nichos de votantes indecisos, dudosos, dubitativos y escépticos para opinar? NO, no podemos. Los políticos y los medios de comunicación afines a los partidos nos dan la versión sesgada de la verdad para convertirnos en sus votantes y nosotros marchamos al 20N. En este teatro los papeles están muy bien repartidos. Esa es una de las cosas que la democracia tiene que cambiar en este mundo nuevo de descrédito y desarrollo de las tecnologías de la información que envejecen todo cuanto conocemos. Posiblemente la política se enriquecería si los políticos pudieran tener una interacción real que les diera oportunidad de ajustar sus programas lejos de las oficinas de la burocracia de campaña y cerca de los ciudadanos. Sin embargo, no es así. Lo que nos piden es que les salvemos haciéndoles el boca a boca. Esta es una de las carencias que justifica la existencia del movimiento ciudadano 15M.
La cercanía de las elecciones generales empieza a ser un hervidero de información destinada a lavar la imagen que los partidos quieren dar de sí mismos. Todavía no ha empezado oficialmente la campaña y ya podemos saber qué interesa de nosotros a cada uno de los dos partidos que nos gobiernan en España, PSOE y PP. Lo que no acabo de ver es una información que hable de lo que realmente interesa y necesita el país para recuperar la versión correcta de sí mismo y no la que nos dicen que es. El PSOE quiere borrar de la memoria de los votantes su errático gobierno por el cual aspiraba a ser el gran benefactor social para acabar más tarde siendo el verdugo. Y el PP se esmera en hacer lo mismo con la corrupción y los recortes del gasto público de los que Madrid es un laboratorio. El PP lo tiene más fácil, el PSOE le ha hecho el trabajo más difícil en caso de que ganaran como todo parece indicar. Lo lógico habría sido que el PSOE hubiera hecho un programa de gobierno más agresivo para convencer a los electores de que la segunda legislatura de Zapatero había sido simplemente una pesadilla y que el sueño de ellos continuaba. No que se mantuviera en la idea falsa de que la culpa del descalabro es de la crisis. No se podía esperar otra cosa del equipo que encabeza Rubalcaba.
La conducta de estos partidos no es menos sospechosa que la de los ciudadanos. Los partidos mienten, silencian zonas de la realidad o callan sobre problemas que debieran compartir, pero los ciudadanos volverán a las urnas a votar porque nos han enseñado que es un deber y una obligación democráticos el rebaño aunque paguemos con nuestra piel fidelidades ideológicas, patrióticas y democráticas de un sistema que respira con un solo pulmón y en el que los políticos nos piden que les demos el aire. Las democracias también tienen rebaños. Empezar a pensar en cambiar las formas viejas es una buena manera para dejarlo. Posiblemente estemos siendo abducidos.