miseria de la política

El Consejo de Ministros del gobierno socialista acaba de indultar a Alfredo Sáenz a petición del Ministerio de Justicia, o sea, a solicitud de ellos mismos y en contra de lo opinión del Tribunal Supremo que, no obstante, ya había sido indulgente. Alfredo Sáenz no es un empleado cualquiera de la banca, es el Consejero Delegado del Banco Santander,  el ejecutivo mejor pagado de la banca española y la sombra del dios Emilio Botín, presidente de esa entidad. De modo que tampoco es un ciudadano cualquiera. A diferencia del resto, la mayoría, interviene en el gobierno y el ejecutivo del país si nos atenemos a la tercera acepción de la palabra ciudadano en la R.A.E.: 3. m. Habitante de las ciudades antiguas o de Estados modernos como sujeto de derechos políticos y que interviene, ejercitándolos, en el gobierno del país. Es un ciudadano que es tenido en cuenta por los gobernantes, el resto lo somos para votar. En las actuales condiciones que vivimos, Sáenz, como su jefe Botín, hermoso nombre para un banquero, es parte invisible de este gobierno y el que vendrá.

El caso de Sáenz no es el único. Su propio jefe, Botín, lo superó con creces cuando por dos ocasiones fue salvado por los socialistas, primero en 1996 cuando la entonces Secretaria de Estado de Justicia María Teresa Fernández de la Vega (más tarde Vice Presidenta del Gobierno) pidió en un escrito presentado en 2008 por el entonces Ministro de Economía y Vice Presidente de Gobierno de Aznar, Rodrigo Rato, que no se cometiera acción penal contra el banco Santander y sus representantes por falsedad en documento mercantil y 30 delitos más contra Hacienda. Luego en 2011 la familia Botín fue acusada por fraude documental y delito contra Hacienda a raíz de unas cuentas opacas en Suiza. En ambos casos se dio vuelta de página. En lo sucesivo el banquero se deshizo públicamente en elogios a la gestión del presidente José Rodríguez Zapatero cuanto más éste se apartaba de la línea ortodoxa socialista. Aquí se puede descargar el auto del juez.

Cuando escribo esto no puedo dejar de pensar en el joven Enric Duran, que fue detenido en marzo de este año bajo la acusación de estafa y falsificación documental, después de haber conseguido casi 500 mil euros a 39 entidades bancarias para distribuirlas a ONGs y publicar un periódico alternativo, Crisi, donde expone un plan de acción para superar la crisis. La detención y encarcelamiento sin fianza se produjo luego de que este Robin Bank reapareciera en público para dar a conocer lo que había hecho y los motivos sociales de su acción. Hoy está libre a la espera de la resolución judicial de su proceso. Estos comportamientos discriminatorios de la justicia son parte de las miserias de la política inmoral que llevan a cabo los políticos y de la degradación de la democracia, donde no todos somos iguales ante la ley, no todos podemos llegar a ser ciudadanos, según el concepto de la R.A.E. gracias a políticos rehenes de su propia desidia. Puede que los medios para conseguir algo no deban ser semejantes a los que usan quienes nos obligan a ello, como diría Ghandi, pero es comprensible y admirable que alguien se mueva indignado a cuenta y riesgo propio por nosotros.