En los últimos años han surgido diversos movimientos sociales alternativos. Son la válvula de escape de una sociedad que agotado el pluralismo de la democracia, el nosotros social de la utopía y la fiebre revolucionaria, comenzó a buscar en sí misma con que suplir la frustración y la banalización de valores convertidos en monedas por el mercado. El paradigma de todos ha sido la salvación: el planeta, los animales, el hombre en cuerpo y alma. Nuevas religiones diseñadas en ONGs, libros, manifiestos, que han intentado demostrar que el mundo se acabaría sin la protección de la naturaleza, los animales o el cuerpo y el espíritu. Una metáfora de la crisis civilizatoria. Ha sido la respuesta lírica, existencialista, mística de un viaje a la nada, caótico, plural, en el que cada uno trata de encontrarse consigo mismo después de la implosión que produjo la doctrina del individualismo mal concebido, desestructurado, narcisista y consumista, en el que hemos vivido.

El vídeo que pueden ver a continuación es una respuesta más a esta situación. Es hermoso, habla de nosotros como individuos potencialmente capaces de cambiar y hacer cambiar las cosas a nuestro alrededor, ser alternativas y agentes de cambio en un mundo regido por valores que nos pueden desahuciar por diferentes, extraños o marginales. Es un elogio a la libertad, al individuo capaz de andar un camino distinto al que nos obligan los poderes y las costumbres. Si uno es un hombre libre puede sentir que vuela mientras transcurre este vídeo. Esa es la razón por la cual lo comparto con mis amigos libres, inconformes, heterodoxos, desiguales, indignados. Nada más.

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