Mañana los españoles volverán a ir a las urnas para intentar una vez más dar gobierno al país. Estamos casi en la misma situación en cuanto a la posibilidad de que gane el Partido Popular y con igual expectativa de que no pueda gobernar porque no tenga los escaños necesarios que ordena la legislación española. Según parece nadie podría gobernar tampoco esta vez si no es con la colaboración de otros partidos y no sabemos si esos partidos se podrán poner de acuerdo. Lo único que parece cierto en esta situación inédita es que nadie quiere gobernar con quien ha sido presidente y es juzgado pésimamente.
El único dato, llamémosle distintivo, es que esta vez Unidos Podemos, la coalición de Podemos e Izquierda Unida podría superar en votos al PSOE y tenerlo como báculo para gobernar. Si este fuera el escenario posiblemente habrían otras negociaciones en las que el PSOE pediría en primer lugar que Unidos Podemos limara el radicalismo de algunas de sus propuestas para poder apoyar la investidura de ese partido. En ese caso lo que no sabemos es si el PSOE aceptaría desempeñar ese papel de estar en el Gobierno sin gobernar. En el otro lado estaría la derecha, bastante maltrecha, ya que el Partido Popular es la novia con la que nadie quiere bailar a causa de la herencia con la que ningún partido quiere verse contaminado. Ni siquiera Ciudadanos que es su más cercano ideológicamente.
En esta situación, a pocas horas de la votación, muchos ciudadanos aún no están seguros a quién votar, sobre todo los votantes de izquierda. La derecha tiene un seguro de vida en los votantes rehenes que siempre votarán al PP pase lo pase, son los incondicionales que cierran los ojos ante la corrupción porque es mayor el miedo que tienen a la izquierda, sobre todo a Unidos Podemos. El problema de la duda está en la izquierda. Una buena parte de esa izquierda compuesta por votantes tradicionales del PSOE ha movido su fiel un poco más hacia la izquierda a causa del compromiso de este partido con actitudes de derecha. De hecho hay una buena parte de ciudadanos de izquierda que acusan a los socialistas de pertenecer a la derecha, olvidando el origen del PSOE y el papel del mismo en la transición y el desarrollo del país post dictadura. Es cierto de alguna manera, en el PSOE ha primado la tendencia más moderada, si eres socialdemócrata y moderado lindas con la derecha, y aún es difícil saber si el discurso actual ha encarrilado su derechización o tolerancia a las políticas de derecha europeas que han motivado la desestabilización actual.
La otra izquierda que protagoniza Unidos Podemos, la que se mueve más a la izquierda de la tendencia socialdemócrata representada por el PSOE, goza de la simpatía de gran parte del electorado descontento. Esta coalición de Podemos e Izquierda Unida es la suma de la indignación de la ciudadanía representada en grupos de diversa índole, si Izquierda Unida ha sido la tabla de salvación del Partido Comunista, Podemos ha jugado el mismo papel para Izquierda Unida. Podemos como partido es la derivación de una facción de Izquierda Unida e ideológicamente es parangón del Partido Comunista. Esa paternidad ideológica de Podemos no sería ningún problema para la izquierda socialdemócrata, si no fuera porque Podemos que es la suma de partes temáticas de la desafección social, ha interpretado el malestar de la sociedad y sobre todo de la izquierda quitándole al PSOE la iniciativa social.
Yo sigo creyendo que una democracia madura como la española es capaz de asimilar mediante sus instituciones cambios que incluso vayan en contra de valores fundamentales, las reformas son las claves de la adaptación a los cambios. La capacidad de absorción de las instituciones puede ser sorprendente si las autoridades adoptan políticas adecuadas a las exigencias de la sociedad. En ese sentido creo que ni Podemos ni cualquier otro partido de corte populista y antisistema sea correspondiente con el miedo de los ciudadanos. Lo que si es cierto es que Unidos Podemos tiene enormes probabilidades para crear una situación de inestabilidad por razones de querer anteponer el idealismo a la realidad y no de hacer corresponder la realidad a su idealismo. La ideologización de las labores de gobernanza pudieran ser una remora peligrosa para una sociedad heterogénea. Y no menos importante es la facción extremista dentro de ese partido que lucha por imponer una visión maniquea de la historia y de las relaciones sociales y económicas.
Así las cosas, uno se pregunta si la izquierda debe votar con el corazón o el sentido común, con los sentimientos o la razón política. A este país le hace falta un revulsivo y lo está teniendo en Podemos, lo que uno se pregunta es si también Unidos Podemos puede ser el partido que conduzca al país adecuadamente mediante los cambios que exige la sociedad. Yo soy de los que sigue prefiriendo a Podemos en la oposición, al mismo tiempo que ve indispensable su existencia para mejorar el equilibrio de políticas nuevas. Las campañas electorales son un muestrario de fanfarronadas y no me vale que ahora hayan llegado a decir que son socialdemócratas cuando ayer apaleaban a la socialdemocracia. El día que Unidos Podemos condene sin ambages a las dictaduras y dictablandas que sobreviven y amenazan los derechos humanos que conocemos, así como a las expresiones más aberrantes de las sociedades idealizadas por la izquierda radical, además de aclarar su discurso sobre la unidad de España autonómica o federal y otros aspectos que parecen más ajustes de cuentas que justicia histórica, entonces merecerá ser tenido en cuenta para gobernar.
Mañana los que vayan a votar por la estabilidad tendrán que pensar si es la estabilidad inestable de la derecha lo que desea, esa pretendida estabilidad que nos ha arrojado a la actual inestabilidad. Y los que vayan a votar por el cambio deberán pensar cuál cambio desean, el realista que proponen el PSOE en la izquierda moderada y Ciudadanos en el centro derecha o el de Unidos Podemos con sus adláteres extremistas y populistas. Mañana habrá que votar con el corazón o la razón política, cada uno en la izquierda o la derecha sabrá a quien. Luego sabremos si nos han vuelto a sacrificar.