Este blog primero se llamó Habeas Corpus y fue totalmente personal en lo bueno y lo malo. Aquí yo trataba de llevar a juicio mi testimonio sobre los diversos asuntos que me preocupaban, sobre todo política y sociedad, que son más interesantes y me atraen más que la literatura que se hace hoy día. Luego, recientemente, decidí cambiarle el nombre por El blog de León, ya que así era como los lectores le llamaban y, por otro lado, cada vez que alguien escribía en los buscadores Hábeas Corpus aparecía el blog confundido y mezclado entre los más dispares resultados sobre temas del estudio, la interpretación y la aplicación del derecho. El formato era aburrido, tanto como pueden parecer los problemas que abordo y la extensión de los trabajos. Así que hace unos días decidí cambiar el nombre, cambiar el formato y además dar un paso en el sentido de una de las preocupaciones que más me han inquietado desde los años en que vivía en Cuba: la memoria de la isla y la diasporización de su cultura.
De ahora en lo adelante en El blog de León podrán ir apareciendo trabajos éditos e inéditos que yo crea necesarios, interesantes y de calidad, según mi criterio. Primero, para contribuir a que la diasporización de la cultura cubana no pierda de vista el lugar y las referencias que no son las de los grupos de afinidades estilísticas y generacionales. Y segundo, para alimentar aquellos asuntos que aunque no son cubanos pertenecen a la órbita de mi sensibilidad y preocupaciones. Creo que fue una decisión equivocada no haber dejado que esta publicación estuviera abierta, hoy corrijo ese error. Sé que no son suficientes estas páginas para hacer girar en torno de sí lo que debiera importar para evitar la inercia de la exiliación de la cultura cubana, pero me satisface pensar que es un grano de arena en el desierto. Otras revistas, diarios y bitácoras no evitan, pero sí atenúan la ruptura que se está produciendo a 60 años de Revolución en la cultura, que constituye, sin duda, el soporte espiritual de un país frustrado en todo cuanto puede significar el futuro colectivo e individual de la nación.
No me ha parecido mejor contribución para esta nueva fase de mi blog que iniciarla con un texto del que se habla mucho desde hace unos años, pero que se ha leído menos. Nada mejor que la carta de despedida de Gastón Baquero publicada en el Diario de la Marina el 19 de abril de 1959. Dicha carta, al cabo de los 60 años de Revolución que el Gobierno celebra y muchos lamentan, en breves líneas es el mejor testimonio de la historia de un fracaso, y una crítica inteligente tanto a los dirigentes y su proyecto como a los que ejercieron la complicidad ingenua o interesada. Sirve, por tanto, también para hacer una reflexión de nosotros mismos, lo que he hemos sido y en lo que hemos creído, ahora que el exilio en una nueva forma generada por las facilidades del Gobierno, se expande sin fronteras ideológicas y características diferentes. Estas “Palabras de despedida y de recomienzo” eleva aún más la figura de uno de los poetas más importantes de la lengua, que vivió y sufrió el sacrificio de ser negado en su tierra. La carta es copia del original, en ella aparecen correcciones a otras versiones publicadas que no tuvieron en cuenta detalles que introducen matices diferentes a los de la versión original, cuyo verdadero nombre es “Desde lejos: Palabras de despedida y de recomienzo”. Acompañamos imagen del diario ese día y la fuente.