vivir es una maravilla

La maravilla, foto de Ramsés León

La vida es del carajo o de pinga. Ningún adjetivo mejor que estos que significan todo y también nada. En ella como en una mala novela casi siempre se da eso que llaman escupir para arriba. Mucho mejor que el otro refrán: nunca digas de esta agua no beberé. Todo cuanto haces, siembras o entregas malo o bueno te cae encima unas veces como maná y otras ni se diga. Hoy es mi cumpleaños y veo que casi toda la mierda que en otro tiempo no imaginé me cae, gracias a Dios, de forma dosificada, digamos en cubano que por la libreta. Lo que te toca no te lo quita de encima nadie. Sin embargo puedo decir que soy un tipo feliz. Y si no lo dijera ya mis amigos me tomarían por el cuello para obligarme a hacer votos de felicidad repitiendo el mantra del buda infeliz. Yo prefiero hacerme budista a seguir a estos pensadores de las filosofías del optimismo. Si tuviera que morir hoy sería mi última voluntad.

Antes la gente parecía más normal y comprendía que vivir era como estar sujeto a las bolsas del mercado en la actualidad, que un día suben y dos bajan. Sabían que una cosa era la sociedad de bienestar que soñaban y otra la vida y que una y otra no eran hermanas gemelas. La vida no era un sueño. No lo es desgraciadamente. Eran personas que tenían que vivir con los güevos en la mano. Eso era antes de que la sociedad del optimismo llegara y nos castrara, quitándonos un padre benefactor y protector que muriendo nos deja huérfanos y desnudos frente a la pesadilla de la vida. Estas sociedades existen con democracia como la europea y en dictaduras como la cubana y lo que digo ahora mismo está sucediendo. Nos estuvieron diciendo cómo ser felices y que había que serlo a toda costa ahuyentando a la verdadera vida que es como las bolsas, más abajo que arriba. Se ocultó que gracias a la desvida la vida nos regaló la poesía que es la esencia de las esencias. Todo lo demás puede ser arte y felicidad pero no poesía, ni vida. Es por eso que hay que vivir como se lee un poema.

La vida como quiera que la miremos es una mierda, sólo que es bella. Te la dan para después quitártela. Mientras tanto no queda otra que ir tejiéndola hasta que lleguen a por ti. En eso estoy. Menos mal que tengo un par de hijos que al nacer me dieron dos vidas más. La vida es una maravilla y te da sorpresas que realmente son más interesantes que la felicidad. Yo espero tejiendo este día a día de pesimismo creativo. Sé que hay una mujer que me ama, dos hijos a los que no les queda más remedio que quererme, unos libros que busco, unos amigos para el vino y una isla que llevo encima como yo cada vez más vieja y sin remedio. Son mi regalo. Voy por vino y a vivir.