gastón baquero en mi corazón

Hace 15 años Gastón Baquero se nos fue por el camino de la lluvia. Llovía en Madrid en el día de su santo patrono San Isidro. Se fue rodeado del cariño y el cuidado de sus más allegados. Y supo antes de dejarnos que era admirado y respetado tanto fuera de Cuba como dentro, no obstante la negación del Gobierno a reconocerlo mientras vivía. Recuerdo que la publicación artesanal de su poesía que hicieron los jóvenes matanceros en una original caja de tabaco fue posiblemente una de las mayores alegrías de su exilio. La mostraba con gran orgullo y la conservó como un tesoro que es realmente, la tengo como uno de los recuerdos más valiosos de nuestra amistad.

Gastón tenía un razonado pesimismo sobre la Cuba que gobernaban los Castro. Sin embargo lo desbordaba el optimismo en las generaciones nuevas, quizás de forma desmedida, y en ellas ponía toda su esperanza de que por el camino de la reconciliación la isla soñada pudiera ser la isla realizada. Si me preguntaran sobre un rasgo definitivo por el cual Gastón debería ser recordado, diría que la tolerancia. En las dos orillas obligadas a donde nos han condenado a vivir la guerra, la liberación y los dogmatismos de izquierda y derecha, él tenía una comprensión diferente de las cosas buenas que nos unía, en las cuales habría que enfatizar y una era la juventud que llegaba sin el pecado del odio. No recuerdo idea en este sentido que no contara con su apoyo.

Hoy cuando son casi nulas las esperanzas de que el gobierno de Cuba haga transformaciones reales y profundos de cara a un futuro diferente, mientras que en cambio mantienen sus capacidades de manipulación con vista a alargar la agonía de las generaciones nuevas sin roles, las palabras de Gastón en las que daba su confianza a los jóvenes podrían parecer polvorientas, pero no es así. Si no queremos perder la esperanza hay que pensar en que esos jóvenes cubanos junto a los que menos hayan envejecido son nuestra última posibilidad.

Yo no sé si el viejo brujo antillano puede vernos desde algún lugar, pero si sé que quienes podemos todavía deberíamos leerlo y buscar aquello que la cultura cubana y contemporánea está perdiendo, las esencias que nos unen como seres humanos, tangibles y perecederos, aquellas que le dan consistencia a lo que somos por encima de banderías, abalorios y circunstancias. Eso que lo mantiene vivo y cerca después de que nos dejara para descansar.

«Y aún después que transcurra toda la muerte mía,
La belleza de octubre bañará las ventanas.
Ascensiones serenas hacia el pecho de un astro
Siguiendo peregrinos, produciendo esa música
Tan llena de silencios que este nombre convoca».
Gastón Baquero