
Tu casa, guerrero, la han destruido en tu tierra y en todas adonde vayas a naufragar no la tendrás. Si no te rebelaste cuando se acercaban a tu puerta hoy las armas y tu escudo están en otras manos y velan por la gloria de los que siembran con sangre. Tampoco te quedará nada de aquellas cosas conque recordar un tiempo en que te creíste feliz, elegido por un cielo que se ha quedado vacío. Todos tus recuerdos fueron puestos en una pira y puedes verlos en el humo de aquello que amaste cuando miras a la colina donde estuvo tu casa. Tu familia fue dividida y vaga en busca de un lugar con un molino y un jardín para juntarse a hacer pan y amar en una ventana que se moje bajo las nubes. Hasta aquí llega el grito de los centuriones, ordenan con el puño en alto y alzan la bandera que robaron de la pared de uno de los cuartos. Aquel donde ponías la cabeza en la oscuridad soñando una casa de muchos ventanales por los cuales pudieras ver llegar las estaciones. Ahora el verano se ha vuelto eterno y oscuro, todo en el moho se pudre o arde en la hoguera. Los que han podido huir del calor sofocante lo hacen con las maletas llenas de migas para el largo camino de una resurrección, caminan en fila cogidos de la mano, temerosos de ser tenidos por enemigos o traidores. Los que no lograron escapar con vida todavía dan vueltas en torno de una salida, atrapados con sus almas en la palma de la mano. Dicen que la guerra no ha dejado nada en pie. Nunca más volverá a ser el lugar donde Dios creyó haber dejado caer una lágrima de alegría en el mar que hoy es lo insólito que nos une. Tu casa, guerrero, es un montón de ruinas, sólo existe en la parte blanda de tu corazón y eres lo único que ha logrado salvarse de ella. No pienses que has logrado sobrevivirla, sin saberlo tú vas muriendo con ella en ti y no parece que puedas tener otra salvación. Dios llora sobre el tejado que tuvo esa casa.
Ilustración:marcosesquinoza