CAÍDA POR LA IZQUIERDA Y LEVANTAMIENTO POR LA DERECHA

La derecha arrasa en las elecciones autonómicas y municipales de España, incluso en aquellos lugares donde nunca se creyó que el partido socialista fuera a perder. Es un fracaso evidente de la política de Sánchez el haber querido usar estas elecciones como un plebiscito de su Gobierno. Ya algunos presidentes autonómicos habían advertido de ese peligro desmarcándose de la política de Sánchez al proteger la actitud díscola y errática de la parte de su gobierno correspondiente a Podemos y valerse sin sonrojo del apoyo de sus socios de Bildu que aún viven bajo la sombra de los crímenes de ETA, sin embargo no ha sido suficiente.

El electorado ha castigado los excesos de la izquierda radical que si bien ha permitido gobernar al PSOE, no ha sido sin un duro coste de la credibilidad del mismo para aquellos votantes que sin ser prosélitos de izquierda son más sensibles a cambiar de opinión dentro del espectro ideológico del centro. No obstante, vale decir que pesar de haber perdido el PSOE no ha sufrido una pérdida significa de votos. No parece que haya sido la división de la izquierda la causa principal de la derrota, sino la redirección del voto del centro hacia la derecha, que se ha compensado también al PSOE y con la elección del votante de izquierdas a los socialistas. Ambas tendencias han dado al traste con el fracaso de Ciudadanos y Podemos.

Si ha sido un error político de Sánchez no haber mandado un mensaje más contundente de diferencias con los radicales y de autoridad sobre Podemos en el último tramo de la legislatura, también lo es haber asumido estas elecciones como su propio plebiscito, contaminando las campañas socialistas regionales y locales de sus defectos más que de sus virtudes, que salen mal paradas de su debilidad frente al Ministerio de Igualdad, la polémica ley de vivienda y la falta de contundencia para rechazar las candidaturas de sus socios de Bildu con ex etarras condenados por crímenes que si bien son legales y legítimos, no dejan de estar carentes de ética y moralidad según los propios presupuestos conque la izquierda reivindica su justicia de memoria histórica.

No es la división de la izquierda lo que ha propiciado la derrota de la izquierda como justifican desde anoche algunos analistas carentes de imparcialidad, sino los errores políticos del Gobierno. Tampoco es la pésima campaña del PP y del Gobierno de Madrid, sino la paupérrima participación del Presidente Sánchez y su política de limosnas en la que resalta más el polémico  igualitarismo de la ideología de género en boga que otros derechos. En política a veces vale más lo que parece que se hace porque es lo que se dice, que aquello que se dice querer hacer e incluso lo que se hace. La comunicación política además ha sido desastrosa para distanciarse de la visión de los radicales.

Ni el PP ha ganado al PSOE, ni el PSOE ha perdido. Más bien los radicales sean o no de Podemos han hecho perder al PSOE llevándoselo con ellos a la tumba que estos confundieron con una trinchera. No obstante, aunque la derecha ha ocupado casi todo el espacio democrático elegible, ya sea por la hegemonía del PP o la cohabitación con los radicales de derecha de VOX en algunos lugares donde tendrá que contar con ellos mediante alguna formulación con la que puedan gobernar, lo mejor que le puede haber pasado al PSOE de cara al futuro es haberse podido deshacer de Podemos aunque fuera por esta vía. La repartición de votos prefigura una nueva configuración del poder y de la política si el PSOE hiciera una lectura más política y menos ideológica de sus necesidades. Es verdad que Podemos ha arrastrado a los socialistas en su caída, sin embargo estos han mantenido una proporción de votos que si no le sirven para gobernar hoy pueden convertirse en la base de una fuerza mayor sin los competidores a su izquierda.

Apelando a una metáfora boxística, la derecha ha propinado un derechazo al PSOE que lo tiene bajo conteo de protección en la lona, puede levantarse, e incluso continuar el combate y ganarlo si cambia de estrategia. Un combate nunca se ha perdido hasta que no suena la campana. Pero el PP si cambia su táctica también puede rematarlo pegándole con su izquierda. Los votantes esperan para aplaudir y sancionar. Tal vez el PSOE que ha caído por la izquierda deba levantarse por la derecha y arreglarse el moño, en la política, generalmente confundida con la ideología, de eso se trata. En democracia es donde saber bailar en el ring es mejor que saber pegar.